GOERLICH, UN MAGO DE LA ARQUITECTURA

Desde pequeña, recorriendo las calles y barrios de mi ciudad, me quedaba sorprendida por edificios maravillosos, como sacados de un cuento, que estaban ante mí, y eran habitables, y pensaba: qué suerte tiene la gente que vive ahí. No importaba si era una finca, un chalet, una casa pequeña, un centro social, un colegio... Valencia está llena de preciosas joyas arquitectónicas que tienen nombre y apellidos: JAVIER GOERLICH LLEÓ.

Y he tardado casi 40 años en descubrir que ese genio existió, y que era valenciano. Imperdonable por mi parte, sin duda.

Para poder remediar mi falta la Fundación Goerlich no tuvo mejor idea que la de enseñar al público la obra de este gran maestro. En ella, además de maquetas, dibujos,planos, trazados y fotografías de una Valencia más que conocida, también están las de aquellos sueños que pudieron ser y no fueron. Me ha sorprendido saber que la Avenida del Oeste podía haber tenido continuidad hasta el Cauce del Turia; que pudo haber un precioso Palacio de la Ópera en el Plà del Remei; que un edificio que linda con la Calle de la Reina, cerca de donde yo jugaba fue diseñado por él, y hoy parece olvidado; que el Hotel Voramar no se parecía para nada al que hoy conocemos... Y sobre todo, que todos estos edificios tienen una historia detrás: algunos sobrevivieron a la Guerra Civil, otros han sido derruidos, y otros transformados, pero en sí siguen teniendo su esencia: el alma de Goerlich.

En la exposición que ofrece el Ayuntamiento de Valencia, más de un amante de la arquitectura se emocionará ,a alguno de nosotros nos traerá recuerdos de otra época y otros descubrieran que detrás de cada piedra de la ciudad, antes pudo haber otra distinta.