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Casi todos hemos pensado alguna vez, durante nuestra época estudiantil, falsificar la firma de los padres para crear un justificante, impedir que vean las notas o entregar un impreso lo más rápido posible.

Pero estas "falsificaciones" no dejan de ser inocentes y al único que perjudican es a quien las hace.

Cuando el tema de la falsedad se lleva al nivel del engaño para obtener un beneficio económico, el hecho en sí se convierte en un delito.

La exposición que presentó el MUVIM, comisariada por Carmen Gracia, demuestra que quien quiere puede, aunque no deba. Y de esa manera, el proceso para autentificar una obra de arte deriva en el descubrimiento del engaño.

Son numerosas las obras atribuidas a autores valencianos, artistas de renombre, como Joaquín Sorolla, del que se celebra el centenario de su fallecimiento; Genaro Lahuerta, Segrelles, que siguieron los pasos del anterior; Juan Genovés; Benlliure y sus esculturas de bronce; entre otros.

Todo ello como resultado de la oferta y la demanda que se sustenta en la necesidad de poseer un objeto artístico famoso, ya sea una pieza de cerámica romana o un cuadro de Pinazo.

Esta exposición viene siendo desarrollada en colaboración con la Unidad de Patrimonio de la Polícia de la Generalitat y la Conselleria de Justicia, Interior y Administración Pública. Gracias a su labor se descubren cada vez más a los artistas del engaño.