resena literaria

Un poema, un canto a la virtud del guerrero samurai, un cuadro que no se ve pero se siente. Eso es "OCHO MILLONES DE DIOSES", la última novela histórica de David B. Gil ambientada en el Japón de los grandes Daimios.

Una obra que emociona por el valor de sus personajes, que te hace vibrar por los embites de las batallas, que recorre el paisaje con el alma.

Hay momentos durante la lectura en los que lloras, en los que te crispas de rabia, en los que te sientes impotente ante los acontecimientos, anhelante y con esperanza por lo que surgirá en la siguiente página... es una novela incansable, no puedes dejarla, pues la curiosidad es mayor y van creciendo las ansias por leer.

Las descripciones son tan minuciosas que tienes la sensación de estar allí, en el campo de batalla, en el bosque, en el templo, en los arrozales... He llegado a tener la necesidad de seguir el trazado del viaje de los protagonistas en el mapa, para ubicarme, para conocer el terreno y sentirme en él.

El choque entre dos formas de vida. con religiones diferentes pero en esencia parecidas es el hilo conductor que desgrana un ovillo formado por crímenes, venganzas, ansia de poder, honor y amor a la humanidad. Desde España el recorrido es largo pero lo es aún más el camino para hallar la verdad y luchar por ella.

Me he quedado con muchas frases del extenso texto, pero una me ha gustado especialmente y resume mucho de la filosofía transmitida en él: "La verdadera amistad es una flor al viento: llega de forma inesperada y de igual formadebe dejarse marchar".

Son muchos los Dioses a los que podemos encomendarnos, pero su esencia es la misma: nuestra huella en el mundo es cosa nuestra, el destino está escrito.

Por cierto, me quedo con ganas de una segunda parte.