Publicado en 20 Octubre 2017
Cuando era más joven me llamaban rara porque me gustaba la ópera, también el ballet, pero ello no impedía que fuera la primera en salir a bailar en las discotecas o me pusiera a cantar en inglés, aunque no entendiera nada. Tampoco sabía italiano y sin embargo cada vez que escuchaba La Traviata, Rigoletto o Aída de Verdi, Tosca, y mi querida Madama Butterfly de Puccini, se me ponía la carne de gallina y entendíatoda la historia (hasta cantarla me atrevía).
Ha pasado mucho tiempo y entre cintas de cassette, discos, vídeos y DVD's la ópera ha formado parte de mí, pero nunca sentí lo que en esta ocasión, cuando me autoregalé la entrada al Palau de les Arts y pude vivir tan de cerca, tan en vivo la interpretación magistral de Liana Aleksanyan y Luciano Ganci, unos magníficos Rodrigo Esteve y Nozomi Kato, la calidad del asombroso escenario móvil y el resto de atrezzo, el placer de escuchar el coro de la Generalitat y la Orquesta de la Comunidad Valenciana; fue un sueño hecho realidad, y el paquete de pañuelos se me quedó corto.