Así como el que no dice nada raro, que un tren de época tenga el nombre de un rey que no conoció ni por asomo el ferrocarril, resulta paradigmático.

Pero si el tren hace un precioso recorrido desde la Vila madrileña hasta El Escorial, pues  la cosa cambia.

De la misma manera que pensar en el Transiberiano, el Orient Express o el West Union nos hace volar la imaginación, recorrer el trayecto del Tren de Felipe II a través de la Sierra de Guadarrama pasando por Majadahonda, Torrelodones  y La Navata con todo lujo en las dependencias del tren puede hacernos sentir como damas y caballeros que trasladan la Corte a un lugar tan emblemático, reposo de reyes y reinas.

El tren no es la única atracción, pues hay visitas al Monasterio de San Lorenzo y a la Casita del Infante, realizadas para atraer a niños y a adultos a la Historia.

El Museo de Artes y Tradiciones Populares de Madrid tiene un nombre curioso. Me llamó tanto la atención que quise saber el porqué. No había pasado nunca por allí y el caso es que no está muy perdido, pero La Corrala es un lugar emblemático, de los que quedan poco. Al traspasar el pórtico y situarte al centro de su patio te da la sensación de haberte trasladado al siglo XIX, crees que en algún momento te van a asomar por los pórticos los viejos carromatos con los que se trasladaban las mercancias, o también piensas que alguna moza  va a salir a ofrecerte una jarrilla de vino o una hogaza de pan recién hecho. Si cierras los ojos te llegan sonidos de otra época: el yunque del herrero, el zumbido del fuelle, el ris-ras de los haces de paja...

Esta antigua casa de postas situada en la calle de Carlos Arniches  dió cobijo a distintos talleres: herrero, curtidor, zapatero, tapicero...y algún que otro anticuario.

En la actualidad se ha convertido en un centro etnológico y social, en sus restauradas dependencias alberga un museo único en el que podemos ver indumentaria antigua tradicional y festiva, joyas y complementos de uso diario, ajuares, ofrendas...

Tiene gran relevancia la cantidad de objetos de uso cotidiano: morteros, agujas, tijeras, cazos, banquillos, lamparillas, etc.
Curiosamente, en el sótano acondicionado,se sitúa una sala de exposiciones y un salón de actos, en el cual en varias ocasiones se celebran ponencias, jornadas y talleres para estudiantes y amantes de la historia.