Publicado en 16 Diciembre 2018

Si hay algo que llama la atención en un artista como Álex Alemany es su capacidad de expresar de forma tan sublime el mundo en su totalidad; y cuando digo totalidad no sólo me refiero a aquello que podemos alcanzar con alargar la mano, sino también la abstracción, el alma profunda de un ser querido, lo onírico, el sentimiento sincero y puro de los corazones...

 

Alex y yo nos conocemos cerca de 25 años, desde que me dejó en suspenso con aquella simple rosa que sostenía una mano, y que parecía salir del lienzo para ofrecerla a quien la deseará. En todo este tiempo nunca ha dejado de sorprenderme, y en esta última exposición ha vuelto a hacerlo.

Todas y cada una de sus obras, en esta ocasión, traspasan los límites de lo conocido, recreándose en lo inalcanzable, en lo intangible; aquí un apunte de color, allí un sueño; en una se presentan los sentimientos, en otra, el dolor; y las manos, esas manos de artista curtido y sabio, esas manos que tantas cosas nos quieren contar, sin palabras...

      

 

 

 

 

 

 

 

Álex Alemany sabe ser misterioso, y también concreto, sabe mostrar lo que nos gusta y lo que nos fascina, desde el interior, desde nuestros deseos y esperanzas. Seguro que muy pronto volverá a sorprenderme, lo estoy esperando, porque  siempre es él mismo, el artista de aquella rosa que se ofrecía ante mí,y ahora es el que traslada mis sueños a un lienzo, más vivos que nunca.

Un beso, Álex.

Podéis ver sus obras en la Galeria Pizarro hasta el 12 de enero del 2019. Os dejará maravillados.

 

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